Frederick Figueroa...Un chico que hace algunos años lo veíamos correr por las polvorientas canchas de Quillón vistiendo la naranja de Cerro Porteño y que ademas tuvo el lujo de vestir la casaquilla del seleccionado del Valle del sol, paso a ser figura en el clásico del fin de semana en Chillan.
Aún no se cumplían los 10
minutos del primer tiempo y en un contragolpe del 21 de Diciembre, el delantero
Marco Sanhueza rodó varias veces en el centro de la cancha con las manos en la
cara, acusando así haber recibido un codazo del central Sergio Belmar, del
Chillán Viejo.
La agresión y una sonora
sacada de madre del ex Ñublense al guardalíneas que lo delató, obligaron al
juez Carlos Cabrera a mostrarle merecidamente la tarjeta roja. Y en adelante el
partido no fue exactamente normal.
Pero el drama no lo armaron
los futbolistas -ni tampoco el trío arbitral- sino que los exacerbados hinchas
de ambas escuadras, quienes invadieron en al menos cinco oportunidades la
cancha para increpar al -a esas alturas- sobrepasado réferi. La guinda de la
torta la puso un parcial del 21 de Diciembre,
quien faltando 15 minutos para el fin del encuentro agredió al portero
chillanvejano, Alfredo Bravo, quien fiel a su estilo molestó más de la cuenta a
todo el mundo.
El encuentro se suspendió 10
minutos, y para evitar más agresiones, Cabrera ordenó un nuevo cambio de lado.
El fútbol
El “21” nunca pudo
aprovechar la superioridad numérica, pese a partir ganando luego que Cristian
capitalizara un rebote del arquero tras tiro de media distancia de Dauré.
Las pelotas paradas
encaramaron al Chillán Viejo a la cima. Primero, Bravo dio bote tras
lanzamiento de Frederick Figueroa, y el
eterno Jimmy Castro la mandó adentro. Minutos después el propio Figueroa la
clavó al ángulo, el mejor gol del partido. Cinco minutos después lo empató Luis
Palma, y la cosa era una caldera.
Pero la garra del Chillán Viejo era mayor, y Meriño
recibió un centro preciso para empujarla dentro y llegar a la final. Con uno
menos.